Balance de un año

Como todos los 31 de diciembre, uno mira hacia atrás haciendo balance de un año que acaba. Un año, que plabras como "crisis" o "prima" han estado a la orden del día en el vocabulario de todos. Pero en mi caso, han sido otras, relacionadas con el mundo de la gente de debajo de los pasos (osea, en el que me muevo), como "costal", "ropas"...

Esa era una de las novedades que tenía en mente cuando me comí las uvas hace exactamente un año. Era un año lleno de novedades. Por primera vez notaba el peso de un paso, en este caso de aquel magnífico palio que nos indica que la Semana Santa granadina ha comenzado, sobre mi cerviz. Notar tu bendito peso para pasearte por las calles de Granada, junto a todos mis compañeros, fue un sueño, del que deseo nunca despertar. Sueño, que empezó aquella noche en que se reunían los costaleros de la hermandad, capitaneados por el Gran Capitán Alberto Ortega, y que dos locos decidimos acudir para quitarnos la espina del tema del costal. Desde aquella noche, todo supuso un cambio.

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La palabra cambio supone muchas dudas y temores, pensamientos que se me venían a la cabeza. Pero todo se disipó, cuando llegó el primer ensayo. Unidad y corazón fueron el lema, puesto por bandera, cosa que se notó y que, cada vez que nos reunimos, vuelve a demostrarse. Conceptos clave para que todos rememos en la misma dirección y con el mismo compás y cadencia, disfrutando de cada chicotá, como fue la inaguración de la nueva Carrera Oficial.

Y así, despacio, avanzando con pasito corto, pero siempre de frente, acabó el año. Sólo me queda desearos que todos tengáis un Feliz Año Nuevo 2012, lleno de felicidad y prosperidad.